domingo, 22 de agosto de 2010

Muelle-llueve.

Hubieron días en los que la música me supo más dulce, días en los que un trayecto inmenso se me hizo recorrible, finito. Existieron también pies y manos, interrumpidos atardeceres de mudez, y brillantes aguas frente a las sombras. Hubieron días en los que la noche intercepto un atardecer perdido, y yo y mi sombra, mi piel y mi llanto, se hicieron nada ―o al menos así lo creía―.

-No hubieron días en los que mi cabeza durmiera, no los hubieron. No hubieron sueños inútiles ni pesadillas infinitas. No las hubieron-.

Pero, debo decir, con seguridad, de que hubieron días en los que dejé de existir por momentos.


Eduardo Galleguillos

6 comentarios:

Anónimo dijo...

deje de exitir por momentos, no estoy seguro de que así ocurrió, nada me permite la certeza nada excepto en los que la ausencia de recuerdos me dice que hubo esos momentos.

salu2

aapayés dijo...

Los momentos.

Un deleite especial se siente al leerte..

Un abrazo
Saludos fraternos...

Que disfrutes la semana...

Shang Yue dijo...

gratos momentos aquellos en los que la existencia se trocó en observación cariacontecida de tus infinitos ojos

Violetcarsons dijo...

Qué bueno el texto...

Vc.

Ricardo Rivera Vasallo dijo...

aún hay tiempo para pintar al tiempo. Hay tiempo para acariciar esas noches y también hay tiempos para dormitar despiertos en ellas. Hay tiempos para esparcir las sombras y todo lo negro… hay tiempos para morir y despertar en ellas, hay tiempo.

Ismael U. V dijo...

Hay momentos asi, supongo que los necesitamos, o qe ellos nos necesitan para ser o no ser.
Hermosas tus palabras, como de costumbre viajero!
Salu2